Cartagena es un claro ejemplo del crecimiento insustentable de las urbes, nuestra ciudad ha experimentado un rápido crecimiento demográfico; poblaciones del campo emigran cada vez más a nuestra ciudad, asentándose en los denominados cordones de miseria como el que actualmente existe en el borde de la ciénaga de la virgen y otros asentamientos informales que han venido surgiendo a causa del desplazamiento forzoso que viven los habitantes del campo, situación que ha desencadenado una serie de problemas sociales, económicos, ambientales y culturales.
Actualmente parece que la arquitectura social está siendo olvidada, son innumerables las familias que viven en condición infrahumanas y es raro ver hoy en la ciudad proyectos de vivienda de interés social, en cambio abundan los proyectos de centros comerciales y edificios ostentosos, que le hacen pensar a uno como profesional si la causa de este desinterés por nuestra comunidad se debe realmente a la falta de políticas públicas o a la mera apatía por partes de los futuros arquitectos y de las misma academias por este tema. Es claro que se están formando arquitectos con una gran formación académica, pero creo que hemos olvidado algo muy importante y es la formación ética, formación que verdaderamente influye en como una persona percibe la realidad social que vive una comunidad, formación que nos guía a unas buenas prácticas profesionales; son muchos los que actualmente desconoces los llamados códigos de éticas que rigen nuestra profesión.
La vivienda social parece haber caído en el olvido tanto de nuestros gobernadores como de nosotros, arquitectos; al parecer se dejó de pensar en la gente más pobre y en sus necesidades olvidando el papel que juega la vivienda popular como tejido social y motor de crecimiento, absurdamente hemos caído en la idea de que nuestra ciudades se desarrollan si tiene más centros comerciales, mas edificios residencial de tipo turístico, cuando una ciudad se teje realmente desde abajo , desde esos problemas que parecen actualmente insignificantes para la ciudad como la situación que viven los “sin hogares “ o mal llamados gamines; esto me hace pensar en la frase de una arquitecto argentino que ha dedicado su carrera a diseñar vivienda de interés social , “la arquitectura de hoy le entrega productos y servicios solo a aquel que los pueda pagar” esta frase refleja tristemente lo que pasa con nuestra profesión y con los profesionales que se están formando en las academias.
En nuestras manos esta cambiar esta situación, cambiar el ego que muchos arquitectos tienen y transformarlo en pasión y amor por la profesión y por servir a nuestras comunidades; tal vez esto no nos garantice recompensas económicas ni mucho menos el éxito profesional, pero lo que si logramos con esto es humanizarnos.
Bibliografía:
http://www.plataformaarquitectura.cl/2013/12/26/victor-el-hermano-social-de-cesar-pelli-y-su-vision-de-la-arquitectura/
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